Se suele comenzar con ejercicios y actividades simples para luego ir aumentando la complejidad a medida que los jugadores adquieren habilidades y conocimientos.
Se fomenta la participación activa de los jugadores en su propio aprendizaje, permitiéndoles experimentar, tomar decisiones y resolver problemas durante las sesiones de entrenamiento y los partidos.
Los entrenadores proporcionan retroalimentación continua a los jugadores, tanto individualmente como en grupo, para ayudarles a mejorar y corregir errores.